La arruga

Sobre la rugosidad fractal en la naturaleza y el arte

[divider_flat] Las formas de la naturaleza no encajan en la geometría euclidiana, pero las hacemos encajar. Un árbol no es un cilindro coronado por una esfera, pero podemos verlo y analizarlo como si fuera un chupa-chps; ni una montaña tampoco es un cono, ni la Tierra es una esfera, ni un rayo es una línea en zigzag. Nada es lo que parece, por más que con nuestra capacidad de abstracción queramos ver lo que no existe. Las formas perfectamente lisas y regulares no se dan en la naturaleza, aunque tampoco nos ha ido tan mal durante más de dos milenios con los principios de la geometría euclidiana para entender el mundo y dominarlo técnicamente. Lo que ocurre es que hace ya tiempo que nos caímos del guindo de Euclides y nos colocamos a la sombra del árbol de la complejidad. Como se puede comprobar al mirar un árbol, ya sea su tronco o su copa, lo liso es una abstracción simplificadora, mientras que lo rugoso es la compleja realidad. (más…)

‘Serendipity’

Sobre la intervención del azar en la ciencia y el arte

El descubrimiento de la penicilina por Fleming o de la teoría de la deriva de los continentes por Wegener a partir de la observación de la complementariedad de las costas de África y Sudamérica son algunos de los hallazgos más conocidos en los que el azar ha desempeñado un papel importante. Uno de los más remotos y notables es el que realizó Arquímedes mientras se daba un baño al caer en la cuenta de que el volumen de un cuerpo sumergido en agua es igual al del agua que desplaza. El sabio griego salió desnudo de la bañera gritando ¡Eureka! porque a partir de esta observación podía demostrar fácilmente que la corona del rey de Siracusa no era de oro puro y, de paso, formular su principio de Arquímedes (“un cuerpo sumergido en un líquido experimenta un empuje vertical hacia arriba igual al peso del agua que desplaza”). (más…)