Sin palabras, no hay matemáticas que valgan

Sin palabras, no hay matemáticas que valgan

Sobre lo mucho, lo poco y las limitaciones del pensamiento anumérico[divider_flat]

En el mundo hay muy pocos idiomas que carezcan de palabras para los números. Estas lenguas anuméricas se pueden contar con los dedos de una mano, aunque resultaría imposible hacerlo en una de esas lenguas, ya que no tienen palabras para decir “uno”, “dos”, “tres”… ¿Acaso los hablantes de esas lenguas no saben hacer las sumas o restas más sencillas? ¿Cómo se las apañan entonces? (más…)

El cuerpo encendido

Sobre lo visible y lo invisible a la luz de la proteina verde fluorescente

[divider_flat] Hacer visible lo invisible, ese es el propósito del arte, como decía Paul Klee. Pero también lo es, en buena medida, de la ciencia. Y no sólo figuradamente, revelando las leyes ocultas de la naturaleza, sino también en un sentido literal, permitiendo ver lo que era invisible a nuestros ojos. Así, con el desarrollo de los microscopios se pudieron ver los componentes intracelulares y con las nuevas técnicas de neuroimagen funcional se ha abierto una ventana a la observación del cerebro en acción. Ahora el último Nobel de Química ha premiado un logro que está revolucionando la biología molecular: la proteína verde fluorescente (GFP), una pequeña proteína que brilla con luz propia y que al adosarla a ciertas macromoléculas permite seguir su rastro en la célula y ver in vivo procesos bioquímicos invisibles hasta entonces. (más…)

Simbiosis

Sobre las relaciones entre científicos y periodistas[divider_flat]

Los tiempos en que periodistas y científicos se temían mutuamente parecen haber pasado a mejor vida. Al periodista no le resultaba fácil que un científico le atendiera y al investigador le costaba trabajo hacerse entender. Hace sólo un par de décadas había un abismo cultural y de lenguaje que impedía una comunicación abierta, fluida y sin malentendidos. Quizá todo fuese un espejismo o un mito, porque las interacciones entre científicos y periodistas nunca fueron estudiadas a fondo, más allá de las anécdotas personales sobre desencuentros que circulaban entre unos y otros. Pero pudiera ser también que las cosas hayan cambiado a mejor, que haya más cultura científica y que sean menores las barreras que separan a científicos y periodísticas, y que por ello sus interacciones sean más tranquilas, frecuentes y provechosas para ambas partes de lo que se creía, como indican los resultados de una encuesta realizada por el equipo de Hans Peter Peters, que se publican en el último número de Science (11 de julio de 2008).

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Erre que erre

Sobre la habilidad para aprender de los errores

[divider_flat] Los errores son una buena escuela; casi podría decirse que la única, pues todo lo que se aprende, desde hablar a amar, se hace corrigiendo, puliendo, acotando errores. Es ley de vida en el reino animal (las plantas no yerran porque no se mueven, porque no tienen cerebro, un invento de la evolución que surgió precisamente para dirigir el movimiento): cada individuo debe aprender casi todo por el método del ensayo y el error, si es que hay una segunda oportunidad. Los maestros, los libros, las enseñanzas de los otros sirven en la medida en que estimulan a buscar y a aprender de los errores. “El hombre yerra mientras busca algo”, decía Goethe en su Fausto, y seguramente por eso sostenía que los errores del hombre le hacen particularmente amable. Claro está que no todos los errores son iguales, que los hay mayúsculos y minúsculos, y que todos tienen una dimensión ética en la medida en que afectan a los demás. Pero no se trata de hacer aquí una taxonomía del error, sino sólo un apunte escéptico sobre las razones de la diferente habilidad de unas personas y otras para aprender de los propios errores. (más…)

¿Hay alguien ahí?

Sobre la visualización de la conciencia en el estado vegetativo

[divider_flat] Pérdida de conocimiento, coma, estado de mínima conciencia son algunos de los peldaños que descienden hacia la muerte cerebral. La medicina moderna permite mantener con vida a muchas personas con lesiones cerebrales graves y niveles de conciencia más o menos próximos a la nada. No siempre es fácil diferenciarlos, asegurar tajantemente que no existe posibilidad alguna de recuperación, saber hasta qué punto el paciente tiene preservada alguna función cognitiva. Con el paso del tiempo el pronóstico empeora, la esperanza de los familiares se debilita y se acrecientan los dilemas éticos sobre la prolongación artificial de la vida. Quizá el escenario más enigmático y éticamente peliagudo sea el estado vegetativo, una situación en la que el paciente ha salido del coma, mantiene el ciclo sueño-vigilia y muestra ciertas reacciones automáticas y predecibles, pero no manifiesta ningún signo externo de conciencia. ¿Nos oye? ¿Comprende lo que le decimos? ¿Vale la pena hablarle? Lo dramático es que esta situación puede prolongarse durante meses y años si se le administran nutrientes y otras medidas de apoyo, pues aunque normalmente conduce a la muerte, hay casos de recuperación tras años de inconsciencia. Está claro que el cerebro lesionado conserva las funciones necesarias para mantener el cuerpo con vida, pero siempre queda la duda de si existe algún nivel de conciencia. (más…)