24 Oct 2012
Sobre el orden natural de las palabras y los pensamientos[divider_flat]
En español no decimos “la chica a la mesa golpea” y mucho menos “golpea a la mesa la chica”. En todas las lenguas, las unidades de una frase siguen generalmente un orden determinado. Y los hablantes, cuando se dejan de literaturas y otros efectos especiales, suelen poner en ese orden prefijado las unidades básicas de una sentencia: sujeto (S), verbo (V) y objeto (O). En español, como en inglés, en chino mandarín y en el 41% de las lenguas del mundo, utilizamos el orden SVO. Pero hay todavía más lenguas (el 47%) que siguen la secuencia SOV y ponen el verbo al final, como el japonés, el turco o el euskera. Y hay algunas pocas (8%), como el hebreo, que empiezan por el verbo y se ajustan al orden VSO. (más…)
15 Sep 2008
Sobre las diferencias cerebrales entre hombres y mujeres
[divider_flat] A nadie le sorprende ya que los cerebros de hombres y mujeres no sean iguales. Hay sobradas pruebas anatómicas que demuestran que no lo son. La última, el hallazgo de que los hombres tienen más sinapsis que las mujeres en el neocórtex temporal, publicado la semana pasada en la revista PNAS, es sólo un dato entre los muchos que se van desgranando continuamente en las revistas científicas y que indican que, efectivamente, hombres y mujeres tienen cerebros diferentes. Aunque nadie se atreve a decir que un sexo sea más inteligente que el otro, cada vez parece haber mayor acuerdo en que hombres y mujeres tienen inteligencias distintas, ya que esto es lo que indican los test que miden las capacidades espaciales, verbales, visuales, lógicas o empáticas.
La idea de que hay un cerebro masculino y otro femenino para interpretar la realidad y responder a ella es simplemente un hecho estadístico. Así, por ejemplo, los hombres tienden a ser mejores a la hora de visualizar y manipular objetos complejos en el espacio, pero en cambio las mujeres tienden a ser mejores observadoras de una escena compleja (en los test, los hombres identifican mejor una figura rotada en el espacio y las mujeres son más capaces de descubrir pequeños cambios en dos imágenes aparentemente iguales). Puestos a recordar y utilizar palabras, las mujeres suelen tener mayor capacidad, del mismo modo que parecen tener mayor habilidad para detectar las emociones faciales. En cambio, los hombres suelen mostrarse más dispuestos y capaces a la hora de desentrañar cómo funciona una máquina. En general, el cerebro masculino es más sistematizador y el femenino tiene mayor capacidad de empatía. Pero esto es sólo una media estadística, y cuando una persona concreta se somete a uno de los test que miden la masculinidad y feminidad cerebral, como el Sex ID de la BBC, puede ubicarse en cualquier punto entre los dos polos. Y, con independencia de su orientación sexual, puede haber hombres con cerebro femenino y mujeres con cerebro masculino.
Ahora bien, ¿qué relación hay entre las diferencias anatómicas y las distintas capacidades mentales de hombres y mujeres? Mucho de lo que se pueda decir sobre la masculinidad y la feminidad cerebrales es pura especulación. Los psicólogos evolucionistas invocan explicaciones que remiten a los hombres de las cavernas, cuando los hombres desarrollaron un cerebro de cazador y las mujeres se focalizaron en el cuidado de la prole y en espacios más íntimos. El papel de las hormonas, principalmente de la testosterona, parece ser importante en la conformación del cerebro desde el desarrollo uterino. Desde pequeños, las niñas dirigen más su mirada a las caras y los niños a los objetos, pero nadie sabe por qué. Lo cierto es que en torno a la masculinidad y la feminidad cerebrales hay más sombras que luces, más convencionalismos que certezas. A muchos nos gustaría saber por qué somos diferentes, pero quizá tampoco está mal que esta cuestión del sexo neuronal tenga un aura de misterio.
19 Oct 2007
Sobre la función social del chisme y su poder de manipulación
[divider_flat] El cotilleo es la vía indirecta más directa y eficaz de socavar o ensalzar la reputación de alguien. Lo suyo sería, claro está, que la opinión sobre terceras personas se basara en datos objetivos, en la observación directa, en el trato personal. El problema es que en la sociedad hay demasiadas terceras personas: en los grupos humanos de cualquier dimensión todos somos terceras personas. En la mayoría de las conversaciones se habla para bien o para mal de gente que no está presente, es decir, se cotillea. Y esta transmisión de información social, lejos de ser intrascendente, parece ser fundamental para la cooperación entre las personas, según empiezan a constatar algunas investigaciones. Los rumores no sólo son la sal de la vida social, además parecen ser un elemento esencial para la transmisión de valores morales, el control de las reputaciones, la cohesión de las organizaciones y la buena marcha de la sociedad. Ahí es nada. (más…)
9 Feb 2007
Sobre la amnesia, el pasado y el futuro en el estudio de la memoria
[divider_flat] Al margen de todo el juego literario y cinematográfico que da la amnesia, las personas con este trastorno son un banco de pruebas privilegiado para avanzar en el conocimiento de la memoria. Un estudio publicado en el primer número de febrero de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) revela que las personas con lesiones cerebrales en el hipocampo que han desarrollado amnesia viven confinadas en un presente casi absoluto, incapaces no sólo de recuperar las experiencias del pasado sino también de imaginar adecuadamente el futuro. Los resultados de este trabajo muestran que una experiencia recordada y una experiencia imaginada son dos reflejos de un mismo espejo, el que animan las redes neuronales que configuran la memoria. (más…)
25 Abr 2005
Sobre la bases psicobiológicas del bienestar personal
Salud y felicidad no son la misma cosa, por más que lo insinúe la definición de salud de la OMS, pero tampoco son conceptos tan distintos y distantes. La creciente marejada de literatura más o menos científica sobre las relaciones entre felicidad y salud nos está haciendo creer, ¡bendita ilusión!, que estamos a las puertas del conocimiento científico de la felicidad. Y que si la investigación nos aporta las claves psicobiológicas de este estado de supremo bienestar personal tanto la salud como la felicidad podrían salir reforzadas. (más…)