Sobre el arte de la antigua ciudad de Ife y el genoma africano
Cabeza. Complejo de Wunmonije, Ife. s.XIV-XV.
La serenidad, la templanza o la armonía son algunos de los rasgos de carácter que adornan esta y otras bellas cabezas de cobre desenterradas en 1938 al excavar una casa en el Complejo Wunmonije, en Nigeria. Son sólo algunas muestras del arte de Ife, ciudad espiritual de la etnia yoruba y excepcional foco cultural y artístico entre los siglos IX y XV. En 1910, el arqueólogo alemán Leo Frobenius, uno de los primeros europeos que vio obras de arte Ife, las consideró tan fascinantes y refinadas que pensó que debían de ser piezas de la desaparecida Atlántida griega. Los prejuicios europeos de hace un siglo impedían creer que unas esculturas tan naturalistas y sofisticadas pudieran ser obra de artistas autóctonos. Y, sin embargo, junto al esquemático o «cubista» arte africano que empezaba a descubrir Picasso «el africano» por aquella época, había otro arte realista e idealista a la vez que evocaba el de la Grecia clásica. (más…)
Sobre su uso artístico como metáfora de la vida y la identidad
En las épocas más naturalistas de la historia del arte, la sangre era roja, de un rojo sangre recién derramada, como el chorro encarnado que fluye del cuello en Judith cortando la cabeza de Holofernes, de Caravaggio. Con las vanguardias, la sangre se extravía en la paleta del pintor y toma el color de sus sueños. ¿De qué color es, por ejemplo, la sangre del Guernica de Picasso? ¿Hay sangre por el suelo o sólo en nuestra mirada? Muchos artistas plásticos han pintado con sangre o la utilizan por sus propiedades matéricas y su simbolismo, como hace por ejemplo la estadounidense Laura Splan, autora de la ilustración de portada del número de noviembre de 2004 de PLoS Medicine y de unos delicados dibujos neuroanatómicos realizados con su propia sangre. O, sin ir más lejos, los Hemogramas (1998) de Joan Fontcuberta, una sugerente colección de fotografías de gotas de sangre de personas concretas, en la que los conceptos de azar e identidad se encarnan en formas caprichosas. (más…)
Sobre las imágenes externas e internas de la tristeza
En la ciudad suiza de Lucerna hay una escultura de un león moribundo que, al decir del escritor Mark Twain, es “el trozo de piedra más triste y conmovedora del mundo”. El relieve, esculpido en la pared vertical de una montaña de roca por el artista danés Bertel Thorvaldsen en 1821, tiene una proporción de más del doble del natural y representa un león herido de muerte cuyo rostro es, efectivamente, la viva expresión del dolor y la tristeza. La escultura fue concebida para mantener viva la memoria de más de 700 mercenarios suizos que murieron defendiendo al rey Luís XVI del asalto del pueblo francés al Palacio de las Tullerías en 1792. Y lo maravilloso es que consigue su propósito con gran eficacia sin recurrir a la figura humana, concentrando todo el dolor y el abatimiento de la muerte que se avecina en el rostro de un león. Cuando el periodista Enrique G. Jordá me llevó a ver el león de Lucerna, pude apreciar que la cara abatida del animal, con los ojos entrecerrados, el ceño contraído y la boca descolgada por un pesar indescifrable, tenía una expresión genuinamente humana y su contemplación producía una vaga y acuciante melancolía. ¿Cómo puede un animal exhibir una emoción humana? ¿Cuál es el rostro de la melancolía? ¿Qué hace surgir este sentimiento? (más…)
Sobre las nociones de progreso y estilo en arte y ciencia
Desde Sócrates, el padre putativo de la razón, la vía principal de acceso al conocimiento ha sido el raciocinio. Todos los racionalismos que en el mundo ha habido han aspirado a la comprensión del mundo mediante la lógica, el método científico y otras abstracciones. Por más que en la resolución de muchos de los problemas cotidianos la razón pierda una y otra vez frente a esa variante no bien comprendida de la inteligencia que es el instinto, el prestigio de la razón permanece inmaculado. Para explicar el mundo y la condición humana, la ciencia tiene un predicamento comparable al que en el pasado tuvieron las religiones, hasta tal punto que lleva camino de convertirse en la religión universal de nuestros días. Ha avanzado tanto que incluso hay quien se plantea que pudiera estar tocando a su fin, como sostiene John Horgan en su libro El fin de la ciencia. (más…)
Sobre las preguntas y las respuestas en arte y ciencia
La célebre frase de Picasso “yo no busco, encuentro” es tan explosiva que parece dinamitar todo el proceso de indagación, tanteo, aproximaciones y búsqueda obsesiva en que consiste la tarea artística. En realidad, la idea de que “nunca dejamos de buscar porque nunca encontramos” es mucho más consecuente con la obra de Picasso y la de otros muchos artistas. El arte es proceso y génesis, búsquedas y encuentros, es decir, preguntas y respuestas. Pero esto mismo también podría decirse de la ciencia. La diferencia entre uno y otra radica en el valor que conceden a las preguntas y respuestas. (más…)
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