Certezas en cuarentena

Certezas en cuarentena

Sobre la fiabilidad de los datos y la incertidumbre en tiempos de crisis sanitaria

El tempo de la ciencia no es el del periodismo ni el de las emergencias sanitarias. La investigación científica es un proceso metódico y ordenado, en el que es tan importante la imaginación creativa (basada en la observación experta) como el registro transparente de datos fiables, para asegurar así la reproducibilidad. En la ciencia no valen los atajos ni suelen ser buenas las prisas, que pueden malograr el trabajo y a menudo conducen a la casilla de salida. Los medios de comunicación y los ciudadanos están dándose cuenta de la importancia de los datos para resolver las preguntas que plantea la pandemia y de que las respuestas de la ciencia tienen su tempo y llevan su tiempo.  En su confinamiento atento, muchos se percatan de que el “vísteme despacio, que tengo prisa” también vale para la investigación.

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Cerco a la gripe

Sobre algunas nuevas vías de acoso científico a un virus mortífero y escurridizo

Este otoño de 2018 se cumplen 100 años de la mal llamada gripe española. Esta pandemia causó unos 50-100 millones de muertos (el 3-6% de la población mundial), quizá tantos o más que la Primera y la Segunda Guerra Mundial juntas (17 y 60 millones). Un siglo después, el virus de la gripe es el agente infeccioso más estudiado, pero dista mucho de ser el mejor conocido. Muchos de los factores que influyen en su virulencia y en la extensión de las epidemias anuales siguen sin ser comprendidos. Prueba de ello es que la capacidad preventiva es muy limitada y que hay un amplio margen de incertidumbre para anticipar cómo será la próxima temporada gripal y cuándo puede llegar una gran pandemia como las que ocurren tres o cuatro veces cada siglo. Con todo, hay abiertas algunas prometedores vías para poner cerco a esta infección, tanto a nivel inmunológico como epidemiológico. (más…)

Hoja de ruta nutricional

Sobre el fiasco de PREDIMED y la necesidad de ambiciosos ensayos en nutrición

Hay un abismo entre afirmar que la dieta mediterránea “reduce” las enfermedades cardiovasculares y afirmar que las personas que siguen esta dieta “presentan” menos enfermedades de este tipo. Este abismo es el que media entre una relación causa-efecto y una simple asociación, no necesariamente causal. Y este abismo es el que hay entre la conclusión de uno de los principales ensayos clínicos sobre nutrición de los últimos tiempos (el estudio PREDIMED, publicado en el New England Journal of Medicine el 4 de abril de 2013 y dado a conocer poco antes en la web) y la conclusión de la nueva versión del estudio (publicada el 21 de junio de 2018), tras la retirada de la primera por deficiencias en la ejecución. La historia de esta retractation es toda una lección de mala y buena ciencia, a la vez que un buen ejemplo de las dificultades de establecer conclusiones firmes sobre nutrición humana y de la montaña rusa de los mensajes sobre alimentación y salud.  (más…)

Café con conjeturas

Sobre los estudios acerca del café como paradigma del investigar y sus devaneos

En 2017 se publicó más de un artículo científico diario sobre café y salud (421 en total, con el término coffee en el título). Cada año se publican más que el anterior, lo que indica que el interés por el tema no está agotado, y que las aproximaciones y preguntas científicas son incesantes. En todo este conjunto de investigaciones, escasean los ensayos clínicos (10 en 2017) y las revisiones (40 en 2017), y son moneda corriente los estudios observacionales, que analizan las posibles asociaciones entre el consumo de café y sus circunstancias (tipo de café, cantidad, genes implicados en el metabolismo de la cafeína, etc.) y una gran diversidad de problemas de salud. Con tanta ciencia sobre el café, podríamos pensar que ya sabemos mucho o que al menos tenemos respuesta a algunas preguntas elementales, pero esto no es así ni mucho menos. (más…)

Más que códigos

Sobre la clasificación y codificación de las enfermedades y sus implicaciones

Uno de los requisitos importantes –y no suficientemente valorado– del progreso de la medicina en el mundo globalizado es la existencia de un código común, de un lenguaje compartido para nombrar de forma inequívoca enfermedades, lesiones, síndromes, causas de lesión y muerte, síntomas, signos y demás circunstancias de la enfermedad. Ese sistema unificado existe desde finales del siglo XIX, se llama ahora Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD, en sus siglas en inglés) y se elabora desde 1948 bajo la coordinación de la OMS. El pasado 18 de junio salió a la luz la undécima edición, el ICD-11, que sustituye al ICD-10 de 1992 (aunque actualizado en 2016) y contiene alrededor de 55.000 códigos de enfermedades, lesiones y causas de muerte, con los que se elaboran las estadísticas mundiales de morbilidad y mortalidad. Esta herramienta es un compendio actualizado del saber médico, pues clasificar es siempre una forma de conocer, aparentemente la más simple, pero en realidad de enorme sofisticación y trascendencia.  (más…)