Empatía para médicos

Empatía para médicos

Sobre la necesidad de educar la conducta empática en la práctica clínica

[divider_flat] Para ser un buen médico no basta con ser competente en el diagnóstico. Hacen falta otras muchas competencias, entre las que brilla con luz propia la capacidad de comunicarse y de comprender al paciente. La llamada empatía clínica parece ser un elemento esencial de la calidad asistencial, asociado estrechamente con la satisfacción del paciente y la adherencia al tratamiento, además de con menores quejas por mala praxis. Lo llamativo es que esta competencia no ocupe el lugar central que se merece en la medicina. (más…)

Hiperpaternidad

Sobre el dirigismo educativo y la importancia del juego

[divider_flat] Los fines de semana los campos de fútbol y otros deportes se llenan de padres ansiosos por ver cómo sus hijos triunfan. Cegados por una pasión de padres mal entendida creen ver en sus retoños a futuras estrellas del deporte y les trasladan una presión competitiva exagerada. El deporte está quizá demasiado profesionalizado desde las categorías inferiores, pero hay padres que empeoran la situación desvirtuando los valores del juego y la actividad física inherentes al deporte. Algunos pediatras han alertado del exceso de lesiones por sobreentrenamiento, y no pocos niños acaban aborreciendo por exceso de presión lo que empezó siendo un juego placentero. Aunque menos habitual, también hay padres empeñados en que sus hijos sean grandes músicos, actores o pintores, y que desarrollen a fuerza de cursos una vocación artística que quizá no tienen. Hay, en fin, muchos padres que sobrecargan hasta la extenuación la agenda de sus vástagos con todo tipo de actividades extraescolares para que “triunfen en la vida”, empecinándose en procurarles las mejores guarderías, los mejores colegios, los mejores cursos y lo mejor de lo mejor, sin faltarles de nada y sin reparar lo suficiente en la metas que imponen a sus hijos y en el precio que pueden pagar por este exceso de competitividad. A esta actitud paterna, que se configura ya como una tendencia preocupante, se la ha dado en llamar hyperparenting o hiperpaternidad. (más…)

Cefalocentrismo

Sobre las nociones de inteligencia y aprendizaje

[divider_flat] La noción de inteligencia ha cambiado mucho en el último siglo, pero todavía resulta imprecisa, provisional y, sobre todo, carente de una base científica sólida. A principios del siglo XX, los psicólogos zanjaron el debate sobre la naturaleza de la inteligencia con una definición que suponía toda una declaración de intenciones profesionales: “la inteligencia es lo que miden los test de inteligencia”. La definición resultaba tan ofensiva a la propia inteligencia humana como operativa para los psicólogos, pues propició el desarrollo de todo un marco teórico y práctico basado en sofisticadas pruebas que supuestamente permitían medir la capacidad intelectual de las personas. El cociente intelectual (CI o IQ) era el destilado estadístico de estas pruebas, un número que resumía la inteligencia de una persona y que no sólo permitía separar en una escala los listos de los tontos, sino aventurar su éxito personal y profesional. A pesar del perfeccionamiento de los test, la vida, claro está, se encargaba de desmentirlos todos los días y de poner en evidencia que la inteligencia no es algo tan rígido y mensurable como la altura de una persona. (más…)

Neuropedagogía

Sobre la aplicación de la neurociencia a la pedagogía

[divider_flat] Si por algo destaca el cerebro humano es por su plasticidad. Esta capacidad de modificar constantemente sus conexiones permite compensar los déficits que aparecen con los años y hace posible casi cualquier aprendizaje. Pero tiene sus límites. Se puede aprender a tocar el piano a cualquier edad, del mismo modo que se puede aprender una nueva lengua o las más comunes o peregrinas habilidades. Sin duda, esto es posible y saludable, pero todos sabemos por experiencia que no es lo mismo aprender ciertas cosas de niño que de adultos. (más…)

Aula global

Sobre la educación a distancia y el aprendizaje electrónico

El modelo tradicional de enseñanza basado en un profesor con sus alumnos y su aula sigue vigente a todos los niveles, desde la educación elemental hasta la formación especializada de médicos, pero parece condenado a desaparecer. La aparición de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) ha puesto en evidencia las flaquezas de un modelo que se las prometía irreemplazable. Pero las TIC no han venido a dinamitar la relación personal entre profesor y discípulo, sino a derribar las paredes de las aulas, a volar por los aires los rígidos horarios de la educación, a extender la formación a todas las edades y a todos los lugares, a fomentar la cooperación, a integrarla en otras actividades cotidianas, a adecuarla a las necesidades de cada persona y a hacerla más dinámica y atractiva para todo el mundo. Los nuevos estilos de aprendizaje que permiten las TIC relativizan la autoridad centralizada del profesor, que decide qué se ha de aprender, cuándo y a qué ritmo, y permiten que el alumno pueda intervenir en la elaboración de una agenda más a la medida de sus necesidades.  Con la utilización de medios virtuales o no presenciales para la enseñanza, desde el correo electrónico hasta la charla en línea, internet se ha revelado como una plataforma genuina para el estudio cooperativo, en la que el flujo de comunicación es descentralizado, distribuido y continuo. Alumnos y comunicadores tienen así nuevas formas de interacción un aprendizaje más eficaz y adaptado a las necesidades reales.

¿Pero todo este discurso del llamado eLearning es una posibilidad teórica o una realidad? A juzgar por la implantación que tienen los cursos en línea y las universidades a distancia (la reformada UNED, la UOC y otras muchas que ofrecen formación en internet), el aprendizaje electrónico empieza a ser una opción a tener en cuenta para el adiestramiento en las más variadas competencias. Pero cualquiera que tenga alguna experiencia, como profesor o alumno, en formación a distancia sabe que el viejo modelo sigue pesando mucho, y que las herramientas electrónicas no están todavía bien ajustadas. Hoy por hoy, las expectativas superan a las realidades, y a la vez son estas expectativas las que están estimulando el desarrollo de las enormes posibilidades del aprendizaje electrónico. Todavía está por ver cómo se compaginan mejor las ventajas de dos modelos de aprendizaje que pueden ser complementarios, pero lo cierto es que la enseñanza tiene mucho que cambiar porque los límites de espacio y tiempo no tienen sentido con internet. Ahora, por primera vez, acariciamos la idea de entrar y aprender en un aula global.