Robot cirujano

Sobre la robotización de la cirugía y la presencia de la mano humana

[divider_flat] El mejor cirujano es ya un robot. La afirmación empieza a repetirse de forma sospechosa con cada nuevo robot o un brazo robotizado que desarrolla con éxito una compleja tarea quirúrgica. La introducción en el teatro de operaciones de brazos robóticos que manejan el instrumental quirúrgico ha añadido precisión a la vez que ha reducido el margen de error propio de la fatigada y nerviosa mano del cirujano. ¿Puede acaso rivalizar la mano con los precisos cortes del láser en la cirugía ocular? ¿O competir en destreza en las pequeñas angosturas del cuerpo? La mano humana necesita para desenvolverse un campo quirúrgico a su medida y sólo puede atreverse con las incisiones y suturas microscópicas gracias al auxilio de lupas de aumento, mientras que los límites de la mano robotizada vienen dados por sus grados de libertad espacial, el nivel de precisión de sus componentes y su margen de tolerancia. La cirugía mínimamente invasiva y endoscópica está reemplazando progresivamente a la cirugía abierta de grandes incisiones con el fin de reducir la herida y mejorar la recuperación, pero al fin y al cabo son las manos del cirujano las que manejan el instrumental quirúrgico. Lo novedoso de la cirugía robotizada es que son las manos robóticas las que realizan la operación, con mayor o menor autonomía, según el tipo de robot: en unos casos obedeciendo las instrucciones de un programa informático y en otros siendo dirigidas a una cierta distancia por el cirujano que realiza la operación en una consola. (más…)

La carne

Sobre la utilización del propio cuerpo como medio artístico

La utilización del propio cuerpo más allá del simple lienzo ha dado lugar en las últimas décadas a manifestaciones artísticas que parecen no tener límites. Hay una gran variedad de performances que toman como centro de su propuesta artística las reacciones físicas y psicológicas de cuerpos pintados, tatuados, perforados, colgados, envueltos, maltratados y sometidos a los más diversos estímulos y condiciones. Entre los artistas que se sirven del propio cuerpo y que, en general, se pueden adscribir al movimiento que se ha dado en llamar body art, se produce a menudo una desquiciada búsqueda de originalidad. En el caso de la francesa Orlan (Loira, 1947), que se singulariza por haber convertido la cirugía estética en instrumento artístico y su cara en teatro de operaciones, la originalidad radica no tanto en que la artista se convierta en su propia obra o en la espectacularización del acto quirúrgico –esto también lo hacen algunos cirujanos y las televisiones que retransmiten operaciones– como en la crítica de los usos actuales del cuerpo y de la cirugía estética que realiza con la exhibición de las intervenciones quirúrgicas realizadas en su rostro. (más…)