Teratomas

Sobre la intersección de biología con el arte y la irrupción del bioarte

Un teratoma, como indica la etimología de esta palabra, es un «tumor monstruoso». Su monstruosidad radica en que puede tener pelos, uñas, cartílagos, dientes completos y otros tejidos muy parecidos a los tejidos humanos, algo inusual en los demás tumores. Su horrible apariencia ha desconcertado durante siglos a los médicos y ha dado lugar a todo tipo de especulaciones precientíficas sobre su origen, desde el canibalismo a la brujería. Lo cierto es que se trata de un tumor derivado de las líneas germinales del tejido embrionario (ectodermo, mesodermo y endodermo), por lo que tiene la capacidad de desarrollar cualquier tejido y crecer como un embrión, sólo que de forma desorganizada y aberrante. Ahora, esta capacidad del tumor de producir células de diferentes tejidos humanos es valorada como un posible recurso biológico. El teratoma podría ser, por una parte, una fuente de células madre alternativa a los embriones y, por otra, un arma contra el cáncer. (más…)

La mano

Sobre su función en el desarrollo de la mente y en el arte

Ese gesto “tan feo” de señalar con el dedo a alguien, por el que son recriminados algunos niños pequeños, es todo un hito en el desarrollo mental de la especie y del propio niño. Hasta los 14 meses de edad, los niños no saben ejecutar ese “gesto de intencionalidad”, como lo denominan los psicólogos cognitivos y evolutivos. Pero ninguno de nuestros parientes más próximos en la escala evolutiva, ni los chimpancés ni ningún otro despabilado mono, es capaz de apuntar con el dedo de forma espontánea o después del oportuno adiestramiento. Y es que este sencillo gesto es muy revelador de la peculiar conexión mano-cerebro que tiene la especie humana y que, probablemente, no ha sido suficientemente valorada e investigada. (más…)

La arruga

Sobre la rugosidad fractal en la naturaleza y el arte

[divider_flat] Las formas de la naturaleza no encajan en la geometría euclidiana, pero las hacemos encajar. Un árbol no es un cilindro coronado por una esfera, pero podemos verlo y analizarlo como si fuera un chupa-chps; ni una montaña tampoco es un cono, ni la Tierra es una esfera, ni un rayo es una línea en zigzag. Nada es lo que parece, por más que con nuestra capacidad de abstracción queramos ver lo que no existe. Las formas perfectamente lisas y regulares no se dan en la naturaleza, aunque tampoco nos ha ido tan mal durante más de dos milenios con los principios de la geometría euclidiana para entender el mundo y dominarlo técnicamente. Lo que ocurre es que hace ya tiempo que nos caímos del guindo de Euclides y nos colocamos a la sombra del árbol de la complejidad. Como se puede comprobar al mirar un árbol, ya sea su tronco o su copa, lo liso es una abstracción simplificadora, mientras que lo rugoso es la compleja realidad. (más…)

La sangre

Sobre su uso artístico como metáfora de la vida y la identidad

En las épocas más naturalistas de la historia del arte, la sangre era roja, de un rojo sangre recién derramada, como el chorro encarnado que fluye del cuello en Judith cortando la cabeza de Holofernes, de Caravaggio. Con las vanguardias, la sangre se extravía en la paleta del pintor y toma el color de sus sueños. ¿De qué color es, por ejemplo, la sangre del Guernica de Picasso? ¿Hay sangre por el suelo o sólo en nuestra mirada? Muchos artistas plásticos han pintado con sangre o la utilizan por sus propiedades matéricas y su simbolismo, como hace por ejemplo la estadounidense Laura Splan, autora de la ilustración de portada del número de noviembre de 2004 de PLoS Medicine y de unos delicados dibujos neuroanatómicos realizados con su propia sangre. O, sin ir más lejos, los Hemogramas (1998) de Joan Fontcuberta, una sugerente colección de fotografías de gotas de sangre de personas concretas, en la que los conceptos de azar e identidad se encarnan en formas caprichosas. (más…)

La carne

Sobre la utilización del propio cuerpo como medio artístico

La utilización del propio cuerpo más allá del simple lienzo ha dado lugar en las últimas décadas a manifestaciones artísticas que parecen no tener límites. Hay una gran variedad de performances que toman como centro de su propuesta artística las reacciones físicas y psicológicas de cuerpos pintados, tatuados, perforados, colgados, envueltos, maltratados y sometidos a los más diversos estímulos y condiciones. Entre los artistas que se sirven del propio cuerpo y que, en general, se pueden adscribir al movimiento que se ha dado en llamar body art, se produce a menudo una desquiciada búsqueda de originalidad. En el caso de la francesa Orlan (Loira, 1947), que se singulariza por haber convertido la cirugía estética en instrumento artístico y su cara en teatro de operaciones, la originalidad radica no tanto en que la artista se convierta en su propia obra o en la espectacularización del acto quirúrgico –esto también lo hacen algunos cirujanos y las televisiones que retransmiten operaciones– como en la crítica de los usos actuales del cuerpo y de la cirugía estética que realiza con la exhibición de las intervenciones quirúrgicas realizadas en su rostro. (más…)