Sobre el movimiento arte-ciencia y el ArsScience Museum de Singapur como síntoma

[divider_flat] El ArtScience Museum de Singapur, inaugurado el 17 de febrero de 2011, pasa por ser el primer gran museo del “creciente movimiento artscience”, como se ha dicho con ocasión del evento. Pretende ser una celebración a lo grande de ese bendito e inmaculado concepto que es la creatividad, el primer emblema museístico del “naciente campo del artscience” y, por qué negarlo, un reclamo chic del gran centro financiero internacional que es la ciudad-estado de Singapur.A nadie se le oculta que el nuevo museo es parte de un gran complejo de ocio, el Marina Bay Sands. En su página web, la pestaña del museo se complementa con otras ocho que detallan la oferta del complejo: paquetes turísticos, entretenimiento, alojamiento, casino, restaurantes, compras, convenciones y bodas.  Si realmente está naciendo un movimiento o algo parecido, tampoco es un mal lugar para venir al mundo.

El edificio del museo, una gigantesca estructura con forma de flor de loto, es un derroche de alta tecnología constructiva con una indisimulada vocación de icono. El artístico diseño, el futurista revestimiento de fibra reforzada o la evocación de la sagrada flor son sin duda elementos cargados de intención. Lo que nos viene a decir el museo es que el artscience está floreciendo en Singapur.

En las 21 salas de exposiciones situadas en los 10 gigantescos pétalos del museo se quiere dar rienda suelta a lo que une al arte y la ciencia, esas dos nobles actividades humanas. “Lo que une arte y ciencia es el instinto de observar, conectar, tomar riesgos y explorar nuevas ideas y formas de entender la naturaleza de la sabiduría y las experiencias que dan forma a nuestra cultura”, se dice en la página web del museo. La exposición principal se titula A Journey Through Creativity, e incluye tres salas dedicadas a la curiosidad, la inspiración y la expresión, tres de los pilares de ambas actividades, juntas o por separado.

El interés por abordar los puntos de encuentro entre el arte y la ciencia, sus similitudes y diferencias, su posible simbiosis, no es nuevo. Tampoco el museo de Singapur es el primero que se interesa por la conexión arte-ciencia, aunque su declaración de intenciones sea más decidida y su puesta en escena más espectacular. El tiempo dirá lo que da de sí esta mezcla de ocio y negocio, y si realmente funciona el arte-ciencia como entidad con manifestaciones propias.

En las últimas décadas, muchos artístistas se han acercado a la ciencia y muchos científicos se han desdoblado en artistas, se han multiplicado las colaboraciones entre unos y otros, y han florecido las inciativas para explorar sus interconexiones. Los resultados en muchos casos son, por decirlo suavemente, anecdóticos, superficiales y decepcionantes.

Algo, sin embargo, se está moviendo en la frontera del arte y la ciencia. Marcar las diferencias entre una actividad colectiva y objetiva como es la ciencia y otra esencialmente individual y subjetiva como el arte es más fácil que señalar lo que las une. Además, acercarse al arte desde la ciencia es bien distinto que aproximarse a la ciencia desde el arte. Los dos acercamientos son válidos y muy interesantes, pero todavía son dos culturas muy diferentes y está por ver si pueden hacer algo juntas.

El nacimiento del ArtScience Museum y su ubicación en Singapur es todo un síntoma, pero por suerte hay muchas otras iniciativas, empeños y proyectos que merece la pena conocer. ¿Existe realmente el artscience? ¿Por qué hay interés por esta simbiosis? ¿Son miscibles el arte y la ciencia? Bueno, la idea es explorar el territorio con un cierto escepticismo esperanzado.

Foto: William Cho (Flikr)