Sobre el significado actual de la profesión médica y sus retos

[divider_flat] El sociólogo alemán Ulrich Beck define como zombis a ciertas categorías sociales que no están muertas ni vivas. En un mundo convulsionado por la globalización, la individualización institucionalizada, la transformación del capitalismo, el efecto ambivalente de las nuevas tecnologías, la aceleración de los cambios y otros signos de nuestra época que los sociólogos apenas alcanzan a dibujar, ciertas estructuras sociales se han transformado tanto que casi no son reconocibles. Son categorías zombis, según Beck, la clase social, el estado-nación o la familia. Porque, ¿qué significa una familia, hoy? Los hijos cada vez menos viven con sus dos progenitores porque los divorcios sucesivos alteran la vida familiar tradicional; los hijos y nietos pueden decidir quién es su padre o madre principal, sus abuelos principales, pues el núcleo y las relaciones familiares de una persona pueden variar mucho a lo largo de la vida. En ciudades como Londres o Munich, más de la mitad de los hogares son unipersonales, formados por solteros, viudas y separados, singles que quizá esperan volver a formar otra pareja o quizá no, pero que mientras tanto mantienen sus lazos familiares y su autonomía. La llamada ¿posfamilia¿, con relaciones personales cambiantes y negociables, está desbancando a la familia nuclear, del mismo modo que la mujer desplaza al hombre en muchas profesiones y que el trabajo fijo y para toda la vida está siendo sustituido por el empleo frágil y flexible, que desfigura muchos oficios y profesiones.

En la sociedad actual mucha gente se proclama profesional sin serlo ni siquiera parecerlo, y sin saber realmente lo que es o ha sido tradicionalmente una profesión y qué la distingue de un trabajo cualquiera. La profesión médica, instalada en el ojo del huracán precisamente por su amplitud y posición central entre los cuerpos de conocimiento, está acusando como pocas los profundos cambios sociales de la llamada segunda modernidad. La proletarización y feminización de la medicina, la competencia de otras profesiones sanitarias (desde los farmacéuticos a los psicólogos clínicos, los nutricionistas o los podólogos), las tecnologías que se interponen entre médico y paciente, o la complejidad y el desamparo propios de la sociedad posmoderna son algunos de los retos que tiene la profesión y que esbozan los autores del artículo ¿Qué significa ser médico, hoy? publicado en el número del 2 junio de Medicina Clínica.  El artículo esboza algunas propuestas para superar estos retos, pero al margen de su acierto tiene el indudable interés de suscitar la reflexión y el debate interno en una profesión aquejada de múltiples problemas pero también desorientada y dada a la queja. ¿Son los médicos técnicos asalariados o profesionales? ¿Se fragmentará la medicina en diversas profesiones y trabajos técnicos? Sólo el tiempo lo dirá, pero lo cierto es que la profesión médica sigue siendo la mejor valorada por la sociedad y que son los propios médicos los que mejor pueden construir su futuro.