Sobre el equilibrio dietético y los alimentos salvavidas

[divider_flat] El concepto de equilibrio no siempre se ajusta a la imagen de una balanza. A menudo es el resultado de la ponderación de un gran número de factores, de la apropiada distribución de un sinfín de ingredientes, como ocurre en la dieta. Definir el equilibrio dietético resulta casi imposible, porque hay muchos alimentos y muchas maneras de combinarlos. Digamos que no hay una sino muchas dietas equilibradas, y que traducir esto en forma de consejos sobre lo que hay que comer o no comer para llevar una dieta sana, no es tarea sencilla. En primer lugar porque los conocimientos biomédicos son limitados y, en algunos casos, demasiado poco consistentes como para respaldar ciertas recomendaciones; en segundo lugar, porque hay una gran variabilidad individual y no todas las personas necesitan la misma dieta. Hay algunos admirables intentos de condensar en una fórmula sencilla todos los conocimientos y consejos dietéticos para comer de forma saludable, pero tienen sus limitaciones. Este es el caso de la famosa pirámide dietética del Departamento de Agricultura de EE UU y sus diferentes variantes, o el del nuevo rombo de la alimentación ideado por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria en colaboración con el Departamento de Nutrición de la Universidad Complutense de Madrid. Estas iniciativas tienen grandes posibilidades divulgativas, pero todavía resultan muy complejas para algunos y a veces plantean más dudas de las que aclaran. Sin olvidar que el respeto a la tradición es una norma clara para guiarse a la hora de comer, quizá la mejor recomendación que se puede hacer, a la luz de los nuevos conocimientos sobre dieta y salud,  es mantener el principio de la variedad.

Para ilustrar esta idea, en EE UU circula una imagen muy gráfica que equipara la dieta con una cartera de inversiones. Puesto que comer bien es una de las mejores inversiones que se puede hacer en términos de salud, junto con no fumar y hacer ejercicio físico, y como la ciencia de la nutrición tiene todavía muchos puntos oscuros, lo más sensato es comer de la forma más variada posible, o sea, diversificar la cartera alimentaria. Mientras se aclara la importancia real de las diversas grasas y aceites, el papel de algunas vitaminas y antioxidantes, la función de la fibra y los cereales integrales, la importancia del pescado y tantos otros puntos calientes en nutrición, lo más razonable es sin duda diversificar los ingredientes y sus mezclas. Este principio de variedad es además la mejor vacuna contra los alimentos milagrosos y los vaivenes de las modas, que en un momento dado pueden exagerar la importancia de algunos alimentos, como los productos de soja, los que contienen ácidos grasos omega 3 o cualquier otro salvavidas dietético que se encuentre en la cresta de la ola mediática. Como quiera que siempre habrá dudas sobre cuál es la mejor inversión en salud que uno puede hacer a través de la dieta, una buena metáfora que los médicos pueden trasladar a sus pacientes es la de tener una cartera alimentaria bien diversificada.