Sobre el aprendizaje del inglés en el ámbito médico

[divider_flat] El nivel de inglés de los médicos españoles está muy por debajo de la media europea. Basta acudir a un congreso médico internacional para comprobarlo: generalmente sólo se comunican con fluidez los médicos que han realizado una estancia prolongada en un país de lengua inglesa. Hay, sin duda, muchas carencias en la enseñanza de la medicina, pero probablemente una de las más importantes es el aprendizaje de la lengua en la que se comunica la comunidad médica. Por eso, muchos profesionales viven con frustración sus limitaciones idiomáticas y sus fallidos intentos por superarlas. Para el aprendizaje de una lengua extranjera, como para adelgazar y mantener un peso saludable, no hay ninguna fórmula mágica: lo mejor es aprender de pequeños, pero en cualquier caso ambas situaciones exigen una dedicación constante. Más que secretos o fórmulas mágicas, lo que uno necesita para aprender inglés son buenos y estimulantes consejos prácticos. Y esto es principalmente lo que ofrece un manual de lo más recomendable, Medical English (Springer, 2005), escrito por dos médicos españoles, Pablo Ros y Ramón Ribes, a partir de su experiencia clínica y de investigación en el extranjero.

El libro de estos dos radiólogos, que ha agotado su primera edición de 3.500 ejemplares en menos de un año, está pensado para ayudar a los médicos a superar las limitaciones con que se pueden encontrar al acudir a un congreso internacional, al preparar un artículo de investigación, al escribir un correo electrónico, al enfrentarse a los acrónimos médicos o al hablar en inglés. Pero, lo más importante es que consigue transmitir, a base de buenos consejos, el entusiasmo para quienes están a punto de tirar la toalla. Ros y Ribes recalcan la importancia de integrar el aprendizaje del inglés en el día a día profesional. Y aconsejan, por ejemplo, leer siempre los textos en inglés en voz alta, porque así se refuerza un triple aprendizaje: leer, hablar y escuchar; prestar atención a la pronunciación cuando se consulta el significado de una palabra en el diccionario, ver informativos de televisión en inglés para desarrollar el oído y acostumbrarse a escribir en inglés en el ordenador con ayuda del corrector automático. Como el objetivo del aprendizaje del inglés no es implemente ser entendido, sino tener la capacidad de expresar los propios pensamientos y sentimientos, los autores recomiendan escribir y practicar más y más frases personales hasta que empezar a usarlas de forma automática.

Aprender inglés es ahora más fácil que nunca. Aparte de la facilidad de cada cual, las oportunidades de leer, escribir, oír y hablar esta lengua son muchas en la profesión médica. Internet y los recursos multimedia disponibles facilitan mucho las cosas. Pero a la postre todo es cuestión de motivación y una estrategia adecuada, que podría resumirse en dos ideas: incorporar la práctica de la lengua a las actividades cotidianas y no estudiar el inglés como si fuera una lengua muerta.