Campo y ciudad

Sobre la añoranza de la vida campestre y el mito de lo natural

La pérdida de la armonía con la naturaleza es ya una queja universal. La añoranza de la vida campestre, tan recurrente a la vuelta del verano, se ha disparado con la urbanización. En 1900 sólo Londres tenía más de un millón de habitantes, pero ahora hay más de 100 metrópolis que superan los tres millones y más de la mitad de la población mundial vive en ciudades. Ni los pueblos ni las ciudades son lo que eran, pero en cualquier caso la vida urbana sigue imponiendo condiciones bien distintas a la vida rural. El distanciamiento de la naturaleza ha facilitado que muchas de las carencias que siente el habitante de las ciudades y megaciudades hayan cristalizado en una utopía rural. Lo que nos proyecta esta imagen ideal es que el estrés, el aislamiento social, la ansiedad, la falta de tiempo, la contaminación, el ruido y tantos otros problemas de la vida son casi consustanciales a la vida urbana. En el imaginario del urbanita, la vida rural aparece como un remanso de sosiego, calidad de vida y salud. (más…)

Cerebro y naturaleza

Sobre la llamada del medio natural y los estímulos de la gran ciudad

Al parecer, el cerebro humano tiene especial debilidad por la naturaleza. Para funcionar correctamente, parece necesitar cierto contacto con el medio natural, ya que si falta este contacto se resienten la capacidad cognitiva y hasta la salud. Esta idea de que necesitamos la naturaleza como refresco mental y tónico para el cuerpo, está fuertemente asumida en el mundo occidental, urbanizado en extremo y afectado por una acusada nostalgia de la naturaleza. ¿Por qué si no han tenido tanto éxito los vehículos todoterreno entre los urbanitas? La ciudad puede verse como un infierno de cemento, ruido, tráfico y violencia que nos deshumaniza y enferma, y por eso nos hace falta de tanto en tanto una inmersión en la naturaleza. Esta creencia, que parece no necesitar demostración, tiene sentido incluso desde una perspectiva evolucionista –el filtro por el que han de pasarse hoy todas las ideas relacionadas con la biología, y más en este año Darwin–, pues si el cerebro se ha modelado en un entorno natural, es allí donde supuestamente debe de estar más a gusto y desplegar mejor sus facultades. No es de extrañar, por tanto, que cualquier estudio que muestre los efectos negativos de un ambiente artificial sea hoy bien recibido. (más…)

Urbes

Sobre los espacios urbanos en las fotografías de Beate Gütschow

A primera vista, el desolado espacio urbano o suburbano nos resulta vagamente conocido, hay algo en la fotografía que se nos antoja en cierto modo familiar, como si lo hubiéramos visto en televisión o el algún reportaje gráfico de una revista. Todo apunta hacia alguna de esas ciudades de un país emergente, en las que conviven sin solución de continuidad edificios actuales del primer mundo con espacios sin construir, almacenes y descampados, líneas puras y escombros, hormigón y vegetación, y tipos humanos de lo más diverso. En todo caso, la escena tiene un punto apocalíptico muy de nuestra época, un aire de desguace de civilización que nos incomoda y nos recuerda las luces y sombras de nuestra cultura. Quizá el espacio físico de la imagen, la cartografía urbana plasmada en la instantánea, esté más cerca de nosotros de lo que pensamos. Pero resulta imposible identificar la ciudad: ¿por qué no habrán puesto en la cartela de qué lugar se trata? La fotografía lleva por título S #22. (más…)