Todas las lenguas parecen igual de eficaces al contar una historia

[divider_flat] ¿Hablamos realmente más rápido los españoles que los alemanes o los ingleses? Un reciente estudio ha venido a confirmar este estereotipo tras calcular el valor medio de sílabas por segundo emitidas por hablantes nativos de siete lenguas (inglés, español, francés, alemán, italiano, chino mandarín y japonés) en la lectura de 20 textos breves (de cinco frases cada uno).

El estudio, publicado en el número de septiembre de 2011 de la revista Language, editada por la Linguistic Society of America, revela que hay una considerable variación en la velocidad a la que se hablan estos siete idiomas: los más rápidos resultaron ser el japonés y el español, a 7,84 y 7,82 sílabas por minuto, respectivamente, seguidos del francés (7, 18), el italiano (6,99), el inglés (6,19), el alemán (5,97) y el chino mandarín (5,18).

A pesar de esta diferente tasa silábica, los autores comprobaron que las lenguas que se hablan más rápido tienden a presentar menor densidad informativa, es decir, tienden a empacar menos cantidad de información en cada sílaba. Esta fuerte correlación negativa entre la tasa silábica y la densidad de información observada indicaría que en las lenguas existe una tendencia a regular la tasa de información, según François Pellegrino, investigador del Laboratoire Dynamique du Langage, de la Universidad de Lyon (Francia) y autor principal de este trabajo (A Cross-Language Perspective on Speech Information Rate).

Aunque los resultados de este estudio deben ser confirmados por investigaciones más amplias, parece que las diferentes lenguas, ya sean más rápidas o más lentas, resultan igualmente eficaces a la hora de contar una misma historia. Probablemente no podía ser de otro modo, porque la capacidad de procesamiento lingüístico del cerebro impone unas condiciones y unos límites. Gracias a ello funcionan sin mayores problemas la traducción simultánea y las versiones traducidas de una película.

Foto: ettestyle / Flickr

Entrada también disponible en el blog Molienda de ciencia de Molino de Ideas