Sobre el uso de peces comedores de piel en pedicura y dermatología

[divider_flat] Si hay pececillos inofensivos que se alimentan de la piel humana muerta, ¿por qué no usarlos para hacer un peeling o incluso como tratamiento en ciertas enfermedades dermatológicas? Lo que era una costumbre local en Turquía y otros países próximos, de donde son autóctonos estos peces que viven en las aguas de fuentes termales y pueden comer la piel humana muerta, se ha convertido en una incipiente moda que despuntó hace un par de años en Japón, China y Corea, ha llegado este año a Estados Unidos y podría convertirse en una opción cosmética globalizada en spas y balnearios, y quizá también en una opción terapéutica complementaria para tratar la psoriasis. De momento los desconocidos pececillos de la especie Garra rufa, que gozan de una protección especial en Turquía para evitar su sobreexplotación, ya han sido globalizados, rebautizados y registrados en EE UU con el nombre de “Dr. Fish”.

Las múltiples imágenes y vídeos disponibles en Internet nos muestran a estos pececillos merodeando por todo tipo de pies humanos sumergidos en agua para hincarles los dientes que no tienen y hacer su labor cosmética. Las escenas son curiosas, a veces divertidas, y en algunos videos se oyen risas y grititos de sorpresa, en ningún caso de dolor, porque estos animalillos, que miden entre 2 y 10 centímetros, al parecer sólo causan un agradable hormigueo. Los peces doctor se utilizan mayormente para eliminar callosidades y otras pieles muertas, es decir, como cosméticos, aunque también son útiles para limpiar de restos de pieles las piscinas de los spas. En el salón de belleza Yvonne Hair, Nails & Tanning Salon, que pasa por ser el primero que ofrece en EE UU pedicura con peces, las sesiones duran 15 o 30 minutos y cuestan 35 y 50 dólares, respectivamente. Los clientes, al parecer, quedan satisfechos con este servicio de pedicura que lleva camino de globalizarse si vence las trabas que puedan surgir, como ha sido su reciente prohibición en el estado de Texas por el posible riesgo de transmisión de enfermedades.

Aparte de un uso cosmético, estos peces ofrecen posibilidades terapéutica. La ictioterapia con Garra rufa se ha venido aplicando en algunos balnearios de Turquía en enfermos de psoriasis, aunque no está lo bastante estudiada como para garantizar su eficacia y seguridad. Sólo hay un trabajo, publicado en 2006 en la revista Evidence-based Complementary and Alternative Medicine (eCAM), y es un estudio piloto realizado en Austria con 67 pacientes con psoriasis. Sus conclusiones son, sin embargo, alentadoras: el 87,5% de los pacientes reconocía que los síntomas mejoraban más con la ictioterapia que con los tratamientos convencionales, y el 65% decía que eran menos severos cuando reaparecían al cabo de ocho meses y pico de media. Podría ser, por tanto, que estos pececillos dermatólogos acaben siendo una opción viable, segura y eficaz. Lo que está claro es que más pronto que tarde llegarán también por aquí estos afeites con aletas a hacer la pedicura para saciar su hambre.