Códigos Z

Sobre los malestares del bienestar y los enfermos que no lo son

[divider_flat] Hay una nueva epidemia que recorre el mundo desarrollado. Bueno, para ser serios y rigurosos, ni es nueva ni es una auténtica epidemia. Los afectados, que se cuentan por millones, son aquellas personas que acuden al médico aquejadas de una cierta inquietud, un malestar vago, una insatisfacción general, pero que tras ser evaluadas no cumplen los criterios diagnósticos de ninguna enfermedad orgánica o trastorno mental. Estos casos pueden representar nada menos que el 20% de las consultas de salud mental y un porcentaje superior de las de atención primaria. Son enfermos si consideramos que “enfermo es el que va al médico”, según la célebre expresión del neurólogo alemán Viktor von Weizsäcker (1886-1957), pero al carecer de diagnóstico clínico, pasan a ser etiquetados como “códigos Z”, una clasificación heterogénea que acoge muchos de los trastornos de la insatisfacción y a los enfermos que no lo son. (más…)

Consultas filosóficas

Sobre los asesores filosóficos y la desmedicalización de la existencia

[divider_flat] El “tratamiento” filosófico es una nueva moda que despunta en los países desarrollados y empieza a infiltrarse con sus consultas o asesorías en ese gran coto cerrado de los profesionales de la salud. Los filósofos se postulan como consejeros profesionales para las personas en situaciones difíciles, con problemas o dudas existenciales o que han de resolver algún gran dilema en su vida. Con este ejercicio asistencial, los filósofos no sólo reivindican la utilidad práctica de sus conocimientos sino que además parecen haber encontrado una prometedora salida ocupacional en el ámbito de la salud o sus aledaños, como en su día lo hicieron la psicología clínica o tantas medicinas alternativas. La gran diferencia es que los filósofos se desmarcan de cualquier psicoterapia; lo suyo, dicen, es el diálogo filosófico para reforzar el autoconocimiento de sus clientes. Los filósofos, en principio, no tratan pacientes. Y esto, aunque parezca una simple cuestión de lenguaje, va mucho más allá. (más…)

Simbiosis

Sobre las relaciones entre científicos y periodistas[divider_flat]

Los tiempos en que periodistas y científicos se temían mutuamente parecen haber pasado a mejor vida. Al periodista no le resultaba fácil que un científico le atendiera y al investigador le costaba trabajo hacerse entender. Hace sólo un par de décadas había un abismo cultural y de lenguaje que impedía una comunicación abierta, fluida y sin malentendidos. Quizá todo fuese un espejismo o un mito, porque las interacciones entre científicos y periodistas nunca fueron estudiadas a fondo, más allá de las anécdotas personales sobre desencuentros que circulaban entre unos y otros. Pero pudiera ser también que las cosas hayan cambiado a mejor, que haya más cultura científica y que sean menores las barreras que separan a científicos y periodísticas, y que por ello sus interacciones sean más tranquilas, frecuentes y provechosas para ambas partes de lo que se creía, como indican los resultados de una encuesta realizada por el equipo de Hans Peter Peters, que se publican en el último número de Science (11 de julio de 2008).

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Acento extranjero

Sobre la identidad, los automatismos del habla y sus alteraciones

[divider_flat] Imaginemos que un buen día empezamos a hablar nuestra lengua materna con acento extranjero. Nos damos perfecta cuenta de que nuestro habla ha cambiado, pero no podemos evitarlo. Los desconocidos creen, con razón, que somos extranjeros; nosotros nos quedamos desconcertados y asustados. Esto fue lo que le ocurrió hace unos años a una mujer de Castellón: tras sufrir un golpe accidental que le provocó una oclusión de la carótida, empezó a hablar su lengua materna, el castellano, con acento francés. El equipo de Neurología del Hospital General de Castellón que estudió el caso acabó diagnosticando un síndrome del acento extranjero o FAS (foreign accent syndrome), un trastorno tan raro que sólo hay documentadas unas decenas de casos en todo el mundo. (más…)