Sobre las profecías, realidades y espejismos de la gratuidad de los contenidos

Atención, sentencia: “En los próximos dos años, las publicaciones médicas más importantes estarán disponibles on line, gratis y a texto completo. El acceso al conocimiento científico tendrá un gran impacto en la práctica médica y atraerá navegantes a estas publicaciones. Las revistas que restrinjan el acceso a su sitio web perderán popularidad”. Esta afirmación, en todo el frontispicio de FreeMedicalJournals, ¿es acaso un ejercicio de prospectiva editorial? ¿Un reclamo? ¿Un deseo? ¿Un conjuro? Dadas las características de este sitio pudiera ser un poco de todo. El autor de la predicción es Bernd Sebastian Kamps, médico y editor senior del revolucionario freeAmedeo, comentado aquí hace un par de semanas. Su argumentación (véase la filosofía de FreeMedical Journals),  se basa en el diferencial competitivo en términos de audiencia que tienen las revistas gratis respecto a las de pago. “La pizza, el vino tinto y el cordon bleu tienen una cosa en común: no van por las líneas telefónicas. Y esta es la razón por la que seguimos pagando por ellos”, dice Kamps. En cambio, “MP3, pdf y html van a través de las líneas telefónicas, y por eso probablemente no pagaremos por ellos en el futuro”. Lo que sorprende de la predicción es el plazo que le pone: dos años. La profecía de Kamps se cumplirá irremediablemente si aceptamos que las revistas más importantes son -o acabarán siendo- aquellas que ofrecen gratis sus contenidos en internet. Sin embargo, las cosas no están tan claras.

El sutil mecanismo que se designa como self-fulfilling prophecies, es decir, las profecías autocumplidas, no funciona como un reloj cuando los intereses en juego son muchos y muy diverso el signo de los jugadores. Y en el campo de la edición médica el status quo aparentemente no ha variado gran cosa. Los grandes siguen siendo los grandes; el inglés sigue siendo el inglés, y el resto, pues apenas cuenta. El gran cambio es la apertura, total o parcial, de los contenidos a todo el mundo. Y ahí están como punta de lanza y abanderados del gratis total PubMed o el British Medical Journal (BMJ).  La candidatura de MedScape a convertirse en uno de los grandes de la edición médica es, por ahora, una sólida candidatura. Porque, ¿qué vale más, publicar en el New England Journal of Medicine, pongamos por caso, o en MedScape? Lo que ya no está tan claro es si un autor no empieza a preferir el BMJ, abierto de para en par, al semicerrado JAMA, aunque este tenga por ahora un mayor factor de impacto. Desde la perspectiva del autor, dueño y señor de su paper, realizado como recuerda Kamps con no pocos desvelos y en horas de sueño, el gratis total es un valor a tener en cuenta. La comunidad médica, efectivamente, empieza a ser autosuficiente para elaborar, editar y distribuir sus trabajos. Pero los grandes editores sigue manteniendo mucho peso, mientras exploran fórmulas para ofrecer contenidos gratis y cobrar a la vez por ellos.

Y es que los contenidos gratuitos no implican la renuncia a ganar dinero por ello. A las fórmulas tradicionales de vender productos o servicios, suscripciones y espacios para la publicidad se han añadido otras. Los llamados affiliate links generan ingresos cuando desde una página de bibliografía, pongamos por caso, el navegante enlaza con una librería donde compra un libro de ese autor. La licencia de los contenidos a otros sitios es una modalidad en auge para obtener ingresos. Y luego está la que resulta de la venta a terceros de los datos personales de los navegantes, en el mejor de los casos con el consentimiento otorgado al aceptar páginas y páginas de letra pequeña. En fin, que no está todo inventado, ni mucho menos. Conocer los intríngulis de la financiación en internet es una buena vía para valorar, seleccionar y apostar por unos contenidos u otros.