Sobre el fenómeno de la atención diferenciada a la salud de hombres y mujeres

De un tiempo a esta parte la investigación e información sobre la salud de hombres y mujeres parecen querer seguir caminos bien diferenciados. El fenómeno ha ido tomando cuerpo en la década de los noventa, y ahora un día sí y otro también nos desayunamos con estudios empeñados en marcar las diferencias. Así, el British Medical Journal (BMJ) de este sábado publica una investigación sobre las diferencias sexuales en la recuperación de la anestesia: las mujeres salen antes pero sufren más efectos secundarios y su restablecimiento global es más lento. La publicación de este trabajo en el BMJ, que por cierto presume de ser el segundo sitio web de salud más visitado tras MedScape en la lista 100hot.com, no debe ser interpretada necesariamente como respuesta al deseo de “hacer el BMJ menos aburrido”, formulado por sus editores y comentado aquí la semana pasada. Las otras revistas de gran impacto también se ocupan con inusitada asiduidad de las diferencias sexuales en materia de salud. El New England Journal of Medicine (NEJM), por ejemplo, daba cuenta en su número del 8 de marzo de las diferente carga viral entre hombres y mujeres tras la infección por VIH (Initial Plasma HIV-1 RNA Levels and Progression to AIDS in Women and Men); por su parte, el JAMA de este miércoles está dedicado por completo a la salud de la mujer, y en el del 14 de marzo se publicaba un trabajo que analizaba las diferencias entre hombres y mujeres en un potencialmente grave problema cardiaco inducido por fármacos (induced QT prolongation). Y esto son sólo algunos de los últimos ejemplos.

Este interés por las diferencias sexuales en materia de salud es sin duda expresión de un fenómeno complejo y de mayor calado, que va salpicando la opinión pública de noticias, opiniones y comentarios diversos. Hoy, sin ir más lejos, el siempre agudo Vicente Verdú escribe en El País: “Los psiquiatras más interesados por la condición humana afirman que si el número de mujeres deprimidas dobla hoy al de los hombres no es tanto por una filigrana hormonal como debido a una mayor ambición femenina por ser feliz”. Pero la actualidad está repleta de filigranas hormonales, sesgos sexuales y peculiaridades femeninas y masculinas, que aparecen constantemente en los medios de comunicación generales y que últimamente han alumbrado la aparición de publicaciones específicas sobre la salud de hombres y mujeres.

A través de esta ventana al mundo que es internet pueden vislumbrarse las magnitudes de este fenómeno. Así, en la mencionada lista de 100Hot.com, esta semana el sexto puesto está ocupado por un sitio web dedicado a la salud femenina, Obgyn.net, The Universe of Women’s Health, y el número once corresponde a un sitio de salud exclusivo para hombres MensHealth.com. La propia American Medical Association (AMA) dispone del el JAMA Women’s health information Center, y el Gobierno de EE UU tiene también un National Women’s Health Information Center. Desde 1990 existe la Society for Women’s Health Research (SWHR) y, desde 1991, la equivalente Men’sHealth Network. Sólo hay que tirar del hilo de los enlaces para percatarse de que el ovillo de los sitios de salud para mujeres y para hombres es impresionante, y que los datos no son siempre coincidentes (en este sentido es esclarecedora una página de la SWHR que recoge hechos y falacias sobre la salud de mujeres y hombres). Aunque a veces puede parecer que asistimos a una variante refinada de la guerra entre los sexos, lo cierto es que el creciente estudio de las diferencias sexuales en materia de salud está demostrando que no se había prestado la suficiente atención a estas cuestiones y que, excesos y tonterías aparte, por este camino la salud de todos saldrá beneficiada.