Sobre el estilo de vida y las variantes oficial, biológica y mental de la juventud

Hay un sitio web de corte médico llamado a hacer furor entre los jóvenes o quienes aspiran a serlo, es decir, la inmensa mayoría de los internautas. Por primera vez, un recurso médico figura en cabeza de una lista general, superando a las sedes web de  viajes, compras, noticias, música, sexo, juegos y otros temas estrella de la red. Su nombre es RealAge (de la firma Real, especializada en software de vídeo y radio para internet, entre otras cosas) y actualmente es el primero de los “top ten” del remozado portal de Apple. Y, todo hay que decirlo, realmente es un sitio redondo o, por mejor decir, sugestivo, bien diseñado, interesante para legos y expertos, funcional, interactivo y además irreprochable desde el punto de vista médico. El principal acierto de esta sede de internet es que ha dado en el clavo de divulgar y promulgar los preceptos del estilo de vida saludable con el reclamo de la eterna o al menos prolongada juventud.

En esencia, RealAge consiste en un cuestionario que recoge un gran número de datos sobre la historia médica y el estilo de vida del interesado, a partir de los cuales se calcula la llamada “edad real”, que para bien o para mal no suele coincidir con la oficial del DNI. El cuestionario es muy exhaustivo y prácticamente interroga sobre todos las variables que pueden influir en la esperanza de vida de una persona y en su apariencia de juventud: desde los niveles de colesterol al estado de la dentadura, desde las enfermedades familiares al estado civil, desde la forma de conducir y los kilómetros recorridos al soporte social de familiares y amigos, desde el consumo de medicinas al consumo de frutas, desde la edad alcanzada por los padres hasta los años que el hijo pudo convivir en el hogar con ambos progenitores, desde el tipo, intensidad y periodicidad de la actividad física al aporte diario de vitaminas, y, en fin, desde el historial del consumo de drogas a la exposición al humo del tabaco. En algunos aspectos, como el de la dieta, el cuestionario es realmente detallado y completo, pero nunca se hace pesado, porque cada vez que se “pasa página” la edad real se actualiza y el interesado va comprobando cómo cada uno de sus actos le quita o pone años o meses.

Así se va comprobando cómo el hábito de fumar le puede hacer a uno hasta ocho años más viejo, el mantener relaciones sexuales habituales en el contexto de una relación monógama puede rejuvenecer unos 1,6 años, el conducir siempre con el cinturón de seguridad añade hasta 3.4 años de vida o cómo el estrés es un factor clave para el envejecimiento. A cada persona se le confecciona un escenario detallado para reducir su edad real, que no es otra cosa que una lista de posibles objetivos que inciden en los aspectos del propio estilo de vida perjudiciales para la salud.  Y es el propio interesado el que a partir de estas recomendaciones (por ejemplo, beber menos o reducir la velocidad de conducción) decide qué objetivos se marca y elabora su propio plan personal, un plan que puede ser modificado y contrastado periódicamente.

El programa, aunque está validado por un miembro de la FDA, sin duda tiene sus limitaciones, puede ser discutible en algunos puntos y podría como todo ser mejorado. Pero es un buen ejemplo de la interactividad de internet, una útil herramienta de autopromoción de la salud que los médicos pueden proponer a sus pacientes y un interesante punto de partida para que paciente y médico reflexionen juntos sobre la salud y sus condicionantes. Cuenta Cela que al cumplir Picasso 90 años le dijo: “Desengáñate, Camilo José, quien es joven lo es para siempre”. Pero aun es posible ir más lejos: quien no es joven hoy puede serlo mañana. En RealAge puede comprobarse.