El estudio de los ritmos biológicos pone en cuestión el modelo actual de vacaciones

No vamos a decir aquí que la cronobiología sea un asunto ajeno a la medicina, pues con esta entrada hay en MedLine cerca de 50.000 referencias, pero sí que sus conclusiones son tenidas por precarias e ignoradas por muchos. De todas formas, la cronoergonomía (la parte de la cronobiología dedicada a definir racionalmente los conceptos de trabajo y descanso) procura dilucidar cuestiones como hasta qué punto son necesarias las vacaciones, si son escasas o suficientes y si están bien repartidas a lo largo del año.

 

El modelo actual con ciclos cortos de descanso semanal y otro más largo durante el verano se ha ido imponiendo sobre la marcha, atendiendo sólo a factores religiosos, culturales o económicos, pero sin tener en cuenta los requerimientos de orden fisiológico o psicológico. "El objetivo del descanso y de las vacaciones debería ser el proporcionar las condiciones adecuadas que permitieran al individuo restablecer una condición psicofisiológica óptima, después del periodo de trabajo", afirman los investigadores Gabino González y María Valladolid, del Museo Nacional de Ciencias Naturales, en su libro "El tercer ojo y los ritmos biológicos de los vertebrados (incluida la especie humana)", donde abordan el estudio científico de las vacaciones desde la perspectiva de la cronobiología. Como dicen estos investigadores, "para la sociedad sería muy útil determinar tanto el momento como la duración de este periodo de descanso, de manera que los individuos volvieran en el mejor estado posible".

 

Aunque nadie pone en duda la necesidad de tomar vacaciones, lo que ya no está tan claro es su duración idónea. "No hay ninguna certeza de que se obtenga mayor beneficio con un descanso de un mes de duración, ni de que sea mejor tomarlo de una vez. Todavía es difícil responder a todas estas cuestiones, y más cuando es necesario tener en cuenta la diversidad de los distintos tipos de trabajo que se realizan, junto con las variaciones de un individuo a otro, incluidas las influencias del sexo y la edad", aseguran González y Valladolid. Algunos expertos opinan que en general con menos de un mes basta. "Quince días de vacaciones son en general suficientes para recuperarse y reemperender el trabajo", afirma el especialista en medicina del trabajo Noël Kaufman. Otros, como el psicólogo estadounidense Howard I. Glazer, opinan que lo mejor es repartir las vacaciones en varios periodos cortos y uno o dos más largos.

Otra cuestión que se plantea es si lo más razonable es coger vacaciones en agosto, que es el mes de descanso de buena parte de la Administración y de muchas empresas, pero también "cuando la actividad metabólica y la resistencia del organismo están en su máximo, mientras que realizamos el trabajo más intenso en invierno, cuando la sincronización estacional coloca al organismo en su nivel metabólico mínimo y aparece un máximo de mortalidad y morbilidad", según apuntan González y Valladolid. Aunque la capacidad de adaptación del ser humana es muy notable, los cronobiólogos advierten que ir en contra de los ritmos naturales puede ser perjudicial. "En el mejor de los casos", dicen González y Valladolid, "el beneficio esperado puede reducirse; en el peor pueden aparecer desórdenes, quizá no como la aparición de enfermedades específicas, sino más bien bajo el aspecto de un envejecimiento prematuro de ciertos tejidos, debido a una fatiga persistente, o como una anormalidad en los sistemas bioquímicos, que son llevados en direcciones diferentes, al existir un conflicto entre los ritmos biológicos y las restricciones existentes, impuestas por manipulaciones no apropiadas de los factores socioecológicos." Y nosotros, aquí de vacaciones en agosto, y sin enterarnos.